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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

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Acabo de comerme un pastel en la calle. Sin remordimientos.
Ayer tarde vinieron a recoger todo el material de trabajo que tenía en casa y el coche de empresa. Y la verdad que me removió. Vino el mismo transportista que lleva tres años viniendo a mi casa a entregar material al menos dos veces al mes y nos despedimos.
Esta tarde he estado hablando con una amiga que lo está pasando mal y tiene una situación muy parecida a la mía. Acababan de traer el pedido del super y tengo la casa llena de galletas y bollos para el desayuno de los niños, ya que con el pie así he de hacer compra grande para que me la traigan a casa.
Creo que habré dudado unas 25 veces si ponerme o no un vaso de leche con galletas. Pero sabía que eso sólo sería el principio.
He hecho un trato conmigo misma: si era capaz de controlarme hasta la hora de salir con los niños a pasear, me compraría en una pastelería un dulce de calidad, algo por lo que merezca la pena meterse esa cantidad de calorías al cuerpo.
Lo he tomado sentada con mi peque, que se ha comido otro. Lo he saboreado y ahí he parado al estar en la calle.
Las que no seáis comedores compulsivas podréis verlo como una derrota porque no es de dieta. Pero nada más lejos. Comer sin culpa ni remordimientos no es compulsión, al igual que saber esperar y tomar algo de calidad, no un pandemonium de la despensa.