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Los eufemismos para el sobrepeso

El otro día le explicaba a mi hija de 14 años qué es la discriminación positiva. Sabéis que me molesta sobremanera cuando se aplica a la mujer. Y entiendo a mis amigos cuando me dicen que no saben muy bien cómo tratarme como caballeros sin hacerme sentir una discapacitada. Normal, pobres…

Lo mismo me ocurre cuando se aplica a las personas que tenemos kilos de más. ¿Gordita? ¿Acaso a los delgados los llamáis delgaditos? Entiendo que es un adjetivo que incomoda a muchas personas. Con frecuencia noto la reacción a mi alrededor cuando la uso con absoluta normalidad.

Vamos a ver, es que estoy gorda. Es una característica mía innegable, como que mi cabello es castaño o mis ojos grises. El problema viene cuando crees que estar gorda lleva añadidas un montón de cosas que te restan valía como mujer y como persona. Pero yo te aseguro que no es así.

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Conozco mujeres gordas y otras muy delgadas, y afirmo que si dejásemos de medirnos la cintura e invirtiésemos todo nuestro potencial, tiempo y energía en hacer algo verdaderamente interesante y productivo, pondríamos este mundo de hombres patas arriba.

Talla fabulosa por no decir talla grande

Estaba leyendo en el Facebook de AnyBodyArgentina esta publicación donde nos explica cómo ha cambiado el tallaje de ropa femenina en una cadena en EEUU. Era un asunto pendiente de abordar desde hacía tiempo. Porque no era lógico que a partir de la talla 42 se considerase «talla grande» en un país donde la talla promedio es 44-46.

Por lo visto, La cadena Kmart hizo un sondeo en redes sociales preguntando a las usuarias cómo podrían llamar a las antiguas tallas grandes. Las más jóvenes propusieron no separar secciones dentro de las tiendas y que estuviese todo junto. Sinceramente, las que compramos tallas grandes sabemos que eso no resultaría práctico. Bastante nos cuesta encontrar ropa como para tener que bucear entre las tallas promedio.

Me parece perfecto ser realista y ajustar el tallaje a la demanda. Pero la discriminación positiva sigue siendo eso, discriminación. Y en Kmart parece ser que todo el mundo estuvo encantado con rebautizar las tallas grandes como talla fabulosa. Parfavaaaarrrrr ¿Really?

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Y yo no digo que no sea fabulosa, ¿eh? que lo soy. Pero son igualmente fabulosas las chicas de la talla 34 y todo el segmento de tallas que las separa de mí. Porque lo fabuloso es la persona y no la cifra que marca su báscula, ni la etiqueta de su falda.

Oye, que igual no se han enterado de que lo que tiene que llevar una etiqueta es la prenda de ropa, no la mujer que la viste.

¿Por qué no tallas grandes?

Reconozco que muy marketiniano no queda un rótulo que diga «Ropa para gordas». Pero hay términos más neutros, que no discriminan (ni en positivo, ni en negativo). Por ejemplo, me parece magnífica la estrategia de Mango, nombrando su colección entera de tallas grandes como Violeta.

Violeta comenzó siendo una sección de «tallas ampliadas», como ellos las llamaban, dentro de las tiendas Mango. Y es un término que me parece equilibrado y me gusta. Como hija de modista, algo entiendo de patronaje y, para obtener esa colección, deben escalar los patrones, ampliándolos. Es un término que define a la prenda, no a la persona que la lleva.

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Lo cierto es que la demanda fue tal que, en mi ciudad, ampliaron la tienda y ahora ocupa 1/3 del total de la tienda de Mango. Se ve que no somos tan pocas. También Violeta tuvo que hacer más grande su tallaje y ahora pone en su web, claramente, «tallas grandes». A mí no me molesta en absoluto. Mi cuerpo es grande, mi ropa es grande, mi talla es grande. La pueden llamar fabulosa o X, pero seguiré usando una talla grande.

En fin, a ver si los de marketing empiezan a ganarse el sueldo de verdad, haciendo otras cosas más productivas. Y, si alguien quiere inventarse nombres, que adopte un gato. Y que nos dejen tranquilas, que ya vale. Ya vale…