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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD
Hace días que quiero contaros cómo me siento, pero qué difícil hacerlo cuando ni yo misma sé definirlo. Me siento rara, desubicada, dolorida y expectante.
Físicamente fatal y con mucho dolor. Anímicamente bien, aunque el dolor no me permite estar como yo quisiera.
Esto no tiene nada que ver con la comida, es más bien un tema de crecimiento personal. Me siento bloqueada y limitada por el dolor, que, al mismo tiempo, quiero creer que tiene una finalidad en este momento. Por alguna razón está aquí. Todo pasa por alguna razón.
Y quiero creer que me siento aprisionada, como un bebé encajado en el canal de parto, o taponada, como el capullo en el que el gusano inicia su transformación en mariposa.
Sé que esta sensación tan rara de falta de energía y de embotamiento es la preparación o proceso para algo mejor que está por llegar. ¿El qué? No lo sé. Supongo que toca esperar…
Os lo explico porque alguna me habéis dicho que se me nota rara en mis publicaciones y algo ausente. Sabéis que soy transparente. Pero no quería que os quedaseis con la idea de que algo va mal, porque no es así. Sólo hay que esperar y ver que llega. Y seguir haciendo lo que puedo con lo que tengo.
Querida Yolanda, tuve un problema con mi cuenta de gmail y uno de las direcciones que no pude recuperar fue la tuya. Fue justo después de decidir que algo se había movido para siempre y para bien. Que no necesitabas más el aluvión de cosas que venían para ti. He esperado para volver a comunicarme precisamente para que pudieras vivirlo como mérito absolutamente tuyo, como tu logro, como tu dicha (sigue esa dicha, siempre, el cuerpo reaccionará a esa energía de forma casi milagrosa cuando ninguna felicidad dependa ya de una cifra en la báscula).
El camino que has hecho en un mes y pico me parece asombroso, aunque me afirmo en la intuición profunda de que tus talentos naturales se mostrarán en caudal a partir de ahora, liberados por fin de pesos metafóricos.
Eres y siempre has sido, te dieras cuenta o no, una catalizadora de evolución para otros.
Te mando abrazo inmenso. Me quedan cosas que contarte sobre tus huesos (sigo insistiendo en que pruebes, antes de operarte, una terapia somática como Rolfing, como Feldenkrais o liberación miofascial. Algo gentil. Algo lento, deliberado y profundo)
Celebro sonriente tu coraje para andar sobre ascuas o cristales rotos. Jamás te vi bloqueada, sino precisamente suspendida momentáneamente en el salto más consciente de tu vida.
Tú, aquí, ahora. Yolanda.
Posdata:
«Si tengo coraje, me dejaré seguir perdida».
Clarice Lispector
La pasión según G.H.
Una de las frases que viven en cada uno de mis cuadernos desde 1994.
Eres de las que tienen el coraje de seguir perdidas.
No hay nada que no puedas encontrar en ese lugar.