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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

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Hoy, una persona a quien no conocía de nada y a quien, probablemente, no volveré a ver en mi vida, ha confiado en mí. Me ha parecido un gesto tan bonito e inusual que, al salir de su establecimiento, le he comprado esta plantita y se la he llevado.
Ojalá hubiéseis visto su cara. «¿Para mí? Pero ¿por qué?» Le digo «Porque es díficil encontrar gente amable y que confíe en alguien que no conoce, y tú lo has hecho. Y me ha parecido un gesto precioso» Se queda mirando la planta en el mostrador, con las palmas de las manos sobre su pecho y me dice «Me vas a hacer llorar».
Ha salido del mostrador y me ha dado un abrazo… Un abrazo de verdad, sentido y largo. Y ha sido increíble sentir algo tan amoroso con una perfecta desconocida. Y dos besos. «Que tengas un buen día» le digo «Y tú también» me responde. Y ahí la he dejado, llorando y con su maceta entre las manos.
Estos momentos, para mí, son mágicos. Me siento realmente afortunada de que me pasen estas cosas.
Estamos acostumbrados a ignorar y ser ignorados, a pasar de puntillas por la vida de los demás, a que cada cual vaya a lo suyo… Pero cuando alguien invierte esa espiral y hace algo por nosotros, debemos saber corresponder. Os aseguro que el momento que he vivido hoy no se paga con el precio de la maceta. Y el verdadero regalo para ambas ha sido ese momento, por mágico e inesperado, más que su favor o mi planta.
Me canso de ceder el paso con mi coche a conductores que ni se molestan en levantar la mano al pasar, o veo gente que llega corriendo al bus, el conductor les espera y cuando suben no les dan ni las gracias. No necesito su respuesta para hacer lo que mis valores me dictan, pero si devolviésemos algo de lo que recibimos, la vida sería mejor para todos.
El agradecimiento es una de los sentimientos más poderosos. Parte de la base de que no necesitas nada y no tienes derecho a nada, y agradece todo aquello que te llegue.
«GRACIAS» es una de las palabras que menos pronunciamos y que más bien nos hacen. Es absolutamente sanadora (conocéis ho’ oponopono?)
Agradece, con palabras, con macetas, con sonrisas, con miradas… Gracias, gracias, gracias. Es fascinante la cantidad de cosas que tenemos que agradecer cada día. Y, cuando las descubres, no te queda más remedio que ser feliz.
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