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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

Hoy es viernes y no me toca fichar hasta el lunes, pero el fin de semana voy a estar fuera y quería contarte cómo voy.

Hoy he repetido crema Budwig para el desayuno (receta aquí). He cambiado el melocotón por un kiwi y, además, el plátano estaba más verde. El resultado es que la crema casi amargaba. Mucho mejor con melocotón y el lunes lo pruebo con pavía.

He decidido que no voy a comprar más almendras ni avellanas para casa. Es una de las cosas que suelo tomar a media mañana: un puñado de frutos secos con cocacola zero.

Lo compro en tiendas de frutos secos y me suelen costar los 50 grs de avellanas unos 90 céntimos. Por 1,60 euros tengo paquetes de 200 grs en cualquier supermercado.

Las almendras son más caras, pero obtengo el mismo ahorro comprando envasado. Pero, ¿qué ocurre? pues que si los tengo en casa, no paro de ir y venir hasta que termino el paquete.
No llegan a ser alimento detonador, puesto que el comerlos no me aboca a un atracón, pero no puedo parar de comerlos mientras la bolsa está abierta.

¿Sabes cuántas calorías me meto al cuerpo si me como la bolsita de 200 grs? Nada menos que unas 1.400. Así que los volveré a comprar de 50 grs en 50 grs y sólo de forma puntual.

comedores-compulsivos

Finde especial y me asusta

Hoy, después de comer, salgo de viaje. Mi amor me invita a un fin de semana de balneario y spa, que nos va a sentar a los dos de lujo.

Estoy entusiasmada con la idea, me hace muchísima ilusión, pero confieso que sólo de pensar en el desayuno buffet se me ponen los pelos como escarpias. Sentirme durante media hora rodeada de bollería y comer de restaurante me asusta. Espero que haya huevos y fiambre para poder hacer un desayuno de proteínas.

Y lo cierto es que, al ir acompañada, es infinitamente más fácil. Los comedores compulsivos no perdemos el control delante de otros.

Del lunes a hoy, he bajado 1 kilo y me preocupa recuperarlo. Estoy más preocupada pensando en lo que voy a poder comer que en disfrutar del viaje.

Y he decidido que no, me recuerdo que no estoy a dieta, sino mejorando mis hábitos alimenticios y superando mi adicción a la comida, pero definitivamente NO ESTOY A DIETA.

Tengo la capacidad suficiente para saber qué debo comer y qué no, y me siento con la templanza como para poder controlarme ante los alimentos que dañan mi salud.

Y ahora… a disfrutar de mi finde! 😉