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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

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No os he contado cómo estoy organizando mi día a día en esta etapa.
El tiempo de vacaciones de los niños, incluso la media jornada, fue un descontrol total que me impedía gobernar mi día a día y mi relación con la comida. Necesitaba estabilidad y rutinas que me permitiesen sentir que había un orden en mi vida, porque ese orden, dentro de tener en este momento media vida en el aire, me aportaría cierta estabilidad.
He decidido introducirme en el mundo del coaching nutricional, por mí y para poder ayudar a otras personas, y tengo un proyecto con mi grupo de colaboradores de donde espero que salga algo muy especial. Todo esto me ilusiona y me motiva.
Habréis visto en alguna foto que estoy en una cafetería con el portátil. Me horrorizaba la idea de quedarme en casa durante días,  levantántandome a las mil y luchando cada minuto con la compulsión. Así que me propuse encontrar locales tranquilos, sin tele ni ruidos, donde poder trabajar con el portátil. Trabajar fuera de casa me obliga a arreglarme, vestirme, maquillarme…
Así que, cada mañana, me levanto a las 7 y camino mis 5 kilómetros, me ducho, hago los recados de ese día, me arreglo, cojo el portátil y me voy a una cafetería a trabajar hasta el mediodía.
Mi hijo llega a las 3 a casa, pero no le espero a comer, o mi compulsión se desata. Yo como a mi hora y luego me siento con él para acompañarle. Y el resto del día ya es para ocuparme de la casa y de ellos.
A la psicóloga le pareció una excelente idea organizarme así y me pidió que no fuese muy estricta. Que si un día no puedo trabajar por la mañana, o no puedo limpiar por la tarde, que no me culpabilice y que aprenda a ser más flexible.
De momento, estoy encantada.