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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

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Hace años tuve la suerte de encontrar a Luis a través de Facebook. La alegría fue mutua. «Madre mía, con la de veces que te hemos nombrado con Fernando!» me dijo.
Luis y Fernando eran los dos chicos de mi pandilla del pueblo cuando éramos críos, hasta adolescentes, además de mis dos primeros amores.  Luego dejé de ir al pueblo y cuando tenía veintipocos años fui una semana santa a Barcelona con una amiga y aproveché a verlo. Voy a hacer 46 y nunca más nos hemos visto.
Este año estoy sin niños para Nochebuena y Navidad y, como ya pasé sola estos días hace dos años y no fue nada agradable, voy a pasarlos con mi familia del pueblo. Allí vive ahora Fernando y el otro día le wasapeé para ver si podríamos vernos y me dijo que por supuesto. Contacté con Luis para ver si él también vendría, pero me dijo que no. «Lástima, me hacía mucha ilusión verte por Navidad» le dije. «Tranquila, hay más días que longanizas» me dijo (es un dicho típico de aquí, que viene a decir que hay tiempo para todo más adelante)
Y yo no quise ser derrotista, ni quiero ser ceniza ahora, pero ¿quién sabe cuántas Navidades le quedan? Yo estoy en ese punto. Hoy estoy aquí, mañana no lo sé. Quiero vivir, sentir, amar a tope, abrazar hasta dejar sin aire a la gente que quiero, reencontrarme con viejos amigos, conocer gente nueva que me aporte, bailar como una loca, reír hasta que me duela la mandíbula, conducir muchos kilómetros, viajar, aprender,  avanzar, decir «te quiero», llorar de emoción, compartir la felicidad de la gente que quiero, ir a dos bodas especiales del año que viene, caminar tan lejos que me duelan los pies…
Porque hoy, hoy estoy aquí. Mañana no lo sé.