Clase online GRATUITA de acceso INMEDIATO

8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

image
Qué palabra tan cortita y cuánto nos cuesta pronunciarla…
Esta fue una de las primeras lecciones que tuve que poner en práctica para recuperarme de mi TAC. Ya hacía un tiempo que lo aplicaba, pero os aseguro que no empecé a hacerlo hasta pasados los 42 años.
Tratar de complacer a todo el mundo es el mejor camino para ser infeliz y caer en trastornos como el nuestro.
Hoy me ha llamado una amiga que hace mucho que no veo. Viene a Zaragoza de pasada y estábamos viendo la forma de cuadrar todo para vernos. Al final, parecía que la única opción posible era que viniese hoy a dormir a mi casa. Y le he animado a hacerlo.
Luego lo he estado pensando… Yo llegaré a casa del curso a las 9’45, he de dedicar tiempo a los niños, cenas, alguna duda de los deberes y estar con ellos. Si no tuviese curso mañana, nos podíamos haber quedado mi amiga y yo hasta la madrugada charlando con una infusión, mientras mis hijos dormían (qué momento más rico, ¿no?) Pero yo mañana tengo 11 horas de clase y he de ir despejada y al 100%. Es un curso que cuesta más de 5.000 euros y espero que me cambie la vida, no puedo desaprovechar ni un sólo minuto, ni ir a medio gas.
He tenido meses de mucho descanso, pero justamente este finde es una locura y el curso y los niños son la prioridad. No puedo llegar a más. No tengo por qué hacerlo.
Así que se lo he explicado así a mi amiga que, por supuesto, lo ha entendido perfectamente. Cuando la gente de verdad te quiere y piensa en ti y en tu situación, respeta los «No». Si responden a tu negativa con un enfado, ya les puedes ir aplicando mi frase favorita: ¡¡A tomar por culo!! 😉