Clase online GRATUITA de acceso INMEDIATO

8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

alimc3a9ntate-mejor-y-sc3a9-mc3a1s-feliz-1

Libertad me mandó su historia para que la comparta con vosotros. Me limito a copiar y pegar. Antes de dejaros su testimonio, quiero felicitarla por el coraje de lograrlo y por la generosidad y valentía de compartirlo con nosotros.

Siempre he sido una niña alegre y responsable, cumplidora y constante con los estudios, perfeccionista, autoexigente, ordenada, y un largo etcétera que ya podéis imaginaros y que caracterizan a la enfermedad.

Crecí con el miedo a defraudar a los demás, a mis padres sobre todo, y lo hacía sacando buenas notas en el colegio y cumpliendo siempre las normas a rajatabla que se imponían en mi casa (horarios de llegadas…). Además, siempre se me estaba comparando con mi hermana, 4 años más joven que yo, y muy distinta a mi: rebelde y despreocupada de lo que pudieran pensar los demás.

Así crecimos, con caracteres totalmente opuestos, pero yo sentía que de mi se esperaba más, que no podía fallar porque era la hija perfecta y de mi no se podían esperar más que éxitos y buenos actos.

Todo empezó al querer bajar unos kilos de peso porque no me cabía la ropa para un evento que tenía, en 2006, y acudí a un centro del estilo Naturhouse, donde no hicieron más que ir obsesionándome poco a poco. Mi falta de autoestima unida a que al bajar de peso recibía halagos fomentó en mí la creencia de que tenía por fin el control de algo en mi vida, el peso, me sentía poderosa controlando la alimentación, ejercicio, pesándome a todas horas, etc. Y cada día fue a más.

ruler-1899028_1920Pasé de una mala alimentación (fritos, bollería, pizzas…), a unos hábitos aún peores (restricciones, ayunos…). Un año y medio más tarde, en mi casa empezaron a percatarse, ya había perdido todo lo que me sobraba de peso y mi comportamiento era extraño. Al estar estudiando en fuera, hizo que tardaran más en percatarse. Los engañaba como podía. Mi concentración ya fallaba, tenía mucha ansiedad, insomnio, etc., y mis padres me llevaron a un psicólogo que me diagnosticó anorexia nerviosa. Unos meses más tarde, ingresé por infrapeso en un centro hospitalario. Allí vi de todo, y recalco que lo importante es el reconocer la enfermedad, ahí a mí aún me quedaba mucho camino. No era consciente de la gravedad de mi problema, y cuando salí poco a poco, aunque estuve siempre tratada con especialistas, fui dando tumbos y haciendo de las mías a escondidas.

Pasé por varios ingresos, he estado en ITA, uno de los centros mejor valorados a nivel europeo, que personalmente no me sirvió de mucho porque no estaba predispuesta  a curarme. Yo sólo quería salir de aquella cárcel, así que manipulé a los médicos para hacer creer que estaba mejor y cuando pude me escapé.

Volví a lo mismo, no era mejor mi vida en mi casa, con mis padres preocupados y con discusiones constantes, pero yo sólo quería ser libre y no tener normas con la alimentación.

A ello se sumó una relación sentimental que tuve de dos años con una persona que me maltrató psicológicamente, me apoyé en él y me parecía bien todo lo que  hacía conmigo, y así fue como empeoró aún más si cabe mi autoestima, hasta que acabamos muy mal.

Luché por no volver a otro ingreso, y estuve a punto de ello, no tenía vida propia. En ese tiempo una gran amiga estuvo siempre a mi lado y gracias a ella superé muchos momentos de bajón. Casualidades de la vida, en mis peores momentos, conocí al que ahora es mi pareja, quien me apoyó en todo momento, y me vine a su casa a los pocos meses; también conocí a una psicóloga que se involucró muchísimo en mi caso y poco a poco, aunque me costó, fui viendo pequeños avances.

El camino no ha sido de rosas, me he planteado muchas cosas durante la enfermedad, no sabía si de esto se puede llegar a salir, si de verdad algún día vería la comida sin ansiedad, si podría hacer una vida normal ….

A día de hoy, puedo contaros cómo resolví mi caso:

weight-loss-494284_1920-Sigo llevando medicación psiquiátrica, aunque mi evolución es positiva, la van bajando poco a poco por evitar recaídas.

-No hay ninguna fórmula mágica, yo personalmente no creo en “un día me levanté y decidí comer de nuevo normal”. Es una enfermedad en la que la comida es sólo la punta del iceberg y hay que trabajar sobre las causas que nos han llevado a ella.

– Recomiendo un apoyo psicológico y nutricional, alguien en quien confíes, yo siempre, como ya he dicho, he sido de las cabezotas, de las anti-normas, pero hemos de seguir unas pautas básicas para la curación. No podemos curarnos con condiciones, si te pasa por la cabeza “quiero curarme pero pesando X kg”, eso ya no es curarse.

– La família y allegados deben estar al tanto de nuestra situación, sin presiones en eventos familiares, comentarios inapropiados, ….facilitarán nuestra mejoría. Tener su apoyo es fundamental.

– Personalmente, me ha ayudado mucho ponerme pequeños retos, escribirlos, ver que soy capaz de hacer cosas que antes ni imaginaba. Ahora no cancelo las cosas por que he tenido un atracón, y eso son avances muy importantes que se deben ir anotando. Ahora puedo cocinar sin ansiedad y comer sola, antes no podía.

– Recomiendo el deporte sólo cuando se hace controlado y como disfrute, yo jamás pensé que lo conseguiría, y a día de hoy salgo a correr, me relaciono con más gente y es algo que no hago contando calorías.

Mi conclusión personal es que de esto se sale, aunque es una enfermedad que siempre hemos de estar alerta, no hemos de tenerla olvidada, en mis días malos, me avisa que está ahí, he tenido algunos tropiezos, no voy a decir que estoy al 100%, pero lo importante es que no me he quedado acariciando la piedra, sino que me he levantado y he seguido hacia adelante.  Eso sí, he tardado casi 8 años en decidir levantarme, quizás es de lo que me arrepiento, por ello a las que están pasando por un tca, les diría que no dejen pasar más tiempo, aunque parezca difícil, que lo es, yo he sido de las pacientes más rebeldes y lo estoy consiguiendo. Ya no dejo que el trastorno me venza si tengo un resbalón, y eso es lo que marca la diferencia.

Nunca hemos de darnos por vencid@s porque cada día es una nueva oportunidad.