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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD
Uno de los mayores conflictos de las personas que tenemos sobrepeso es que, por un lado, se nos exige estar delgados para ser aceptados socialmente y se nos muestran referentes estéticos irreales e inalcanzables; mientras que, por otro, vivimos en un ambiente obesogénico que incita continuamente a comer de forma poco saludable y en más cantidad de la que necesitamos.
Hace años, antes de dedicarme al coaching, sabéis que trabajaba como comercial, aunque pocas personas saben exactamente a qué me dedicaba. Yo lo llamaba comercial por no dar muchas explicaciones, pero era gestor de punto de venta en una empresa de fuerza de ventas externa. Entiendes ahora por qué simplificaba diciendo comercial, ¿verdad?
Trabajaba para primeras marcas y mi labor consistía en pasar a visitar personalmente todos los supermercados e hipermercados que tenía asignados (básicamente, todos los de mi ciudad y alguno de fuera, es decir, más de 100 cada mes) para asegurarme de que se cumplían las negociaciones que, mensualmente, pactaba mi cliente con la central de compras de esa cadena.
Por ejemplo, que aplicasen las ofertas negociadas, que hubiesen montado las cabeceras que mi cliente les pagaba, o que cumpliesen los metros de lineal en las estanterías que habían acordado. Todo eso lo pagan las marcas. Todos los artículos que ves en un supermercado pagan por estar ahí. Cuanto más pagan, más espacio ocupan, más cerca de tus manos o de tus ojos los tienes, más expositores ponen… Es decir, pagan para crearte la necesidad de comprarlos.
Desempeñar durante 3 años este trabajo me ha dado una visión bastante próxima y realista de cómo el marketing manipula nuestra decisión de compra. Y te aseguro que al que fabrica rosquillas le importa una mierda tu salud. Lo único que le importa es que compres sus rosquillas.
Las grandes compañías invierten fortunas en estudios de mercado que les llevan a tomar decisiones como cambiar el color del packaging (envoltorio) de su producto porque los de marketing aseguran que con la caja roja va a vender el doble que con la caja blanca.
Yo, como vendedora de a pie, me he acordado más de una vez de la familia de estos señores que no mueven el culo de su despacho y que basan sus decisiones en estudios y teorías, pero no pisan un supermercado ni para hacer la compra semanal, lo que les hace perder la perspectiva real de la situación. Pero eso daría para otro artículo.
Podría contarte muchas estrategias de la industria alimentaria para que compres sus productos, pero te voy a hablar sólo de dos, que puede que sean las que más te afectan.
Una son los productos que hay en línea de cajas, que suelen ser de la categoría que llaman compra por impulso. Es decir, caprichos que, ante el aburrimiento de las filas de caja para pagar tu compra, acabas echando al carro. Son esas bolsas de patatas chips o chiclés. La misma expresión lo dice: compra por impulso. Es una compra automática y nada reflexiva que, seguramente, no hubieses hecho si ese producto estuviese en cualquier otra parte del supermercado.
También suelen ubicar en este espacio, las cosas para niños con personajes infantiles y colores llamativos y, por supuesto, a la altura de los niños para que los cojan directamente y a los padres nos resulte más difícil decirles que vuelvan a dejarlo donde estaba una vez que ya lo tienen en la mano.
Una estrategia muy habitual, y aquí es donde he visto cambios, consiste en poner al fondo de los locales los alimentos básicos y de primera necesidad, o los frescos: pan, fruta y verdura, carne y pescado, harina, azúcar, leche, etc. De modo que, para llegar hasta ellos, tengas que pasar necesariamente por la zona de refrescos, bollería industrial, aperitivos de bolsa, alimentos procesados….
Se pueden permitir poner los básicos y frescos en el lugar menos accesible del supermercado porque saben que el consumidor llegará hasta ellos igualmente y, al mismo tiempo, están potenciando la compra de otros productos menos saludables.
Por no hablar de que, generalmente, el precio de estos productos poco saludables es más bajo que el de alimentos sin procesar y son mucho más fáciles de consumir: Envases individuales, fecha de caducidad larga, no necesitan frío, se toman sin pelar o lavar, no manchan y no necesitan tiempo de preparación y cocinado. Vamos, un chollo para todo, excepto para nuestra salud.
Es obvio que entra dentro de la responsabilidad de cada uno el elegir productos saludables, pero es cierto que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria debería hacer algo más contundente al respecto. Si lo piensas, usar el cinturón de seguridad en nuestros vehículos también es un acto de responsabilidad y, sin embargo, hay leyes que regulan su uso y nos multan por no utilizarlo.
Entonces, ¿por qué desde el gobierno no se interviene en este campo? Pues muy sencillo, porque la industria alimentaria mueve cifras astronómicas, al igual que el tabaco o el alcohol. Y los gigantes económicos están blindados.
A pesar de ello, hay intervenciones que podrían hacerse, como en Francia, que desde enero de este año está prohibido el free refill, es decir, el rellenado gratis de bebidas que ofrecen multinacionales como KFC, The Good Burguer, VIP’S, Burguer King, Foster’s Hollywood, o las cafeterías de Ikea. (No sé si sigue vigente, pero todos ellos lo ofrecieron durante un tiempo).
El otro día, al ir a hacer la compra al super Eroski de mi barrio, me sorprendió gratamente que están poniendo la fruta y verdura nada más entrar al super. Es decir, los productos frescos de la huerta será lo primero que veremos al entrar al local. Y ya ha habido personas que me han dicho que en sus tiendas habituales está así.
Esto también es marketing, no nos engañemos, porque a este cambio le han sumado una locución por megafonía que nos recuerda lo mucho que se preocupa Eroski por nuestra salud y que ya en 2007 implantó el semáforo nutricional en sus productos. Al final, hay que entender que son empresas, no ONGs. Lo importante es que se vayan implantando acciones como esta, que contribuyan a crear un ambiente y un estilo de vida que propicie los hábitos saludables y luche contra la obesidad.
Te ayudo a cambiar tu alimentación y mejorar tu vida en hola@yolandacambra.com
Hola!! Llevo poco más de 6 meses leyéndote y viendo tu instagram, y desde el principio me sentí identificada con todas tus vivencias y opiniones. Con 45 años y un sobrepeso de 25kg, cada dia más apática, sedentaria, y con la comida 24horas en la mente, siento que estoy muy cansada de iniciar una nueva dieta, una nueva rutina de deporte, una nueva motivación. Blogs como el tuyo me inhiben durante unos minutos de mis pensamientos. Sólo darte las gracias, y continúa con tú labor informativa. Lo necesitamos.
Muchas gracias Rocío, no sabes cuánto me alegra que te resulte útil lo que comparto. Un fuerte abrazo y mucho ánimo!