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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

Pues sí, como has visto en el título, voy a hacerme un bypass gástrico para bajar de peso.

(Si te da pereza leer, abajo del todo tienes el vídeo 😉 )

Aunque cuando leas este artículo ya habrá pasado todo. Me opera el Dr. Solano en la Clínica Quirón de Zaragoza el día 25 de febrero.

He decidido contarlo después porque imaginaba que una noticia así generaría debate y muchos comentarios y quería estar tranquila antes y después de la operación. Pero ya sabes que siempre os he contado todo y esto no iba a ser una excepción.

¿Por qué me hago un bypass gástrico?

Porque en este momento peso 100 kilos y mido 164 cms. Eso quiere decir que estoy en el límite de obesidad mórbida.

No es que haya subido de peso repentinamente. 2 kilos arriba o abajo es lo que llevo pesando los 2 últimos años (98-100). Y aunque nunca he querido decir mi peso desde que dejé las dietas, creo que es necesario porque muchas veces cuando veis mis fotos me decís que no estoy gorda, que solo me sobran unos kilillos. Bueno, pues me sobran 32 para entrar en normopeso. Te aseguro que no paso por quirófano por capricho.

Siempre me ha costado muchísimo bajar de peso, ya sabes que solo me funcionaban las dietas de batidos de proteínas a las que no pienso volver, ya que me provocaron un trastorno por atracón.

El caso es que, superada hace años la alimentación emocional, no había tratado de bajar de peso en serio hasta hace un año y medio. Me sentía tan serena y en paz con la comida por 1ª vez en mi vida, que no quería ni intentar bajar de peso. Pero llegó un momento en que sí que lo deseé y me encontré con que no era capaz de lograrlo. Llegué a valorar una posible resistencia a la insulina pero no quisieron hacerme las pruebas en la SS.

En primavera del año pasado pregunté al equipo de medicina Interna si había algo en mis enfermedades autoinmunes que justificase mi resistencia a bajar de peso. Dijeron que quizá la hiperprolactinemia y me mandaron al dietista.

El dietista de la Seguridad Social

Cuando me recibió, me explicó que tiene muchas pacientes en mi situación, que tenemos un fenotipo ahorrador (familia obesa), que tenemos más células grasas que otras personas y que por lo tanto acumulamos mucho más peso.

Que para él era muy frustrante como profesional sanitario no poder ayudarme y me dijo que podría bajar de peso comiendo la mitad y haciendo el doble de ejercicio que una persona que ya está a dieta… O con un  bypass gástrico.

Me sorprendió mucho su propuesta y le pregunté si me recomendaba algún médico para operar y me dijo que no conocía a nadie, pero que a muchas personas en mi situación es lo única opción que les queda.

Aquello me hizo pensar, era la primera vez que me proponían un bypass, pero lo que más me llamó la atención es que no quería vendérmelo, con lo cual no había un interés económico detrás.

De momento descarté la idea. De un lado me pareció frustrante que no me diese una solución y de otra me dio paz que me entendiese y no me juzgase. “Estoy convencido de que has hecho todas las dietas y que eres capaz de seguirlas”.

Yo ya sabía que existe este problema, no solo por mí misma, sino por algunas personas que he acompañado a resolver su alimentación emocional y luego no pueden bajar de peso.

Las hay que al dejar de darse atracones o picotear ya adelgazan, otras necesitan después que las ayude un nutricionista. Pero conozco bastantes que, a pesar de comer sano y hacer ejercicio de forma regular, no logran bajar.

Como digo siempre: “Yo no digo que como como para estar delgada, pero tampoco para pesar 100 kilos”.

“El código de la obesidad” del Dr. Jason Fung

Poco después, Sylvia, una seguidora que estuvo en la misma situación me regaló el libro “El código de la obesidad” del Dr Jason Fung. A ella le funcionó.

Fue muy compasivo leer la primera parte del libro, donde describe perfectamente mi situación y la de tantas otras personas. Es un especialista en diabetes y propone el ayuno intermitente para resolver la resistencia a la insulina.

Lo puse en práctica en plan experimento con un grupo de alumnas ya recuperadas de la alimentación emocional que tampoco lograban bajar de peso con dieta. Para mí era super importante ver si sentíamos de nuevo el impulso incontrolable de comer de años atrás.

Sí, por primera vez conseguía de nuevo que la cifra de la báscula bajase (claro, a costa de hacer ayunos de 36 h), pero el fin de semana iba al cine y me comía un bocadillo con una cerveza al salir y lo recuperaba todo.

Mi amiga Maite me dijo “Yolanda, pues igual tenemos que asumir que para bajar de peso no podemos permitirnos ni un bocadillo el fin de semana”. Le respondí: “Me niego”.

Sé que desde fuera mi vida os parece idílica, pero lo cierto es que es bastante complicada aunque soy feliz. Pero si después de aguantar una semana de tensión no puedo ni comerme un bocadillo con una amiga el fin de semana, apaga y vámonos.

Conozco a muchas personas con operación bariátrica en mi entorno próximo

Por otra parte, estoy rodeada de personas que se han operado el estómago (unas hace 10 años y otras recientemente) y todas aseguran que es la mejor decisión que podían haber tomado. Muchas de ellas han pagado la operación por privado, como yo, y ninguna se arrepiente.

Con esto me pasa como con la operación para corregir la miopía y quitarse las gafas. Mucha gente que conozco se la ha hecho y el 100% está encantada.

Creo que la vida me ha puesto ya en casi todas las tesituras posibles en relación a la alimentación y las dietas. Agradezco haber podido desarrollar empatía hacia todo tipo de situaciones. El “Si yo puedo, tú puedes” es solo una frase de Mr Wonderful. No todo el mundo puede lograr las mismas cosas.

Yo siempre había creído que cualquiera que hace dieta y ejercicio puede bajar de peso. Ahora sé que no. Y esa creencia es justo la que hace que las personas que sí que lo logran se sientan con superioridad moral para cuestionar a las que no y de ahí nace la obesofobia.

Lo que aprendí sobre la obesidad estudiando Psicopatología

Este año estudio Psicopatología en el grado de Psicología y el temario aborda la obesidad como un trastorno alimentario, no porque sea un trastorno psiquiátrico sino por cómo nos afecta psicológicamente la obesidad.

Asegura que el 99% de las obesidades son las conocidas como obesidad simple o por cebamiento, que es un trastorno metabólico y estudiando el adipocito que son las células grasas, se pueden diferenciar 2 tipos de obesidad simple:

  • Obesidad simple hiperplásica. Se caracteriza porque en ella se da un número muy superior de adipocitos que en una persona normal (el doble, aprox), así como su tamaño. Es decir, tienen más células grasas en su cuerpo que personas no obesas y a su vez estas tienen mucha más capacidad de almacenar grasa.

    Comienza en la infancia y tiene un mal pronóstico porque la cantidad de adipocitos no varía a lo largo de nuestra vida. Por eso el 90% de los adultos obesos lo eran ya siendo niños.

  • Obesidad simple hipertrófica. Comienza en la edad adulta y consiste en un aumento del tamaño de los adipocitos.

La herencia familiar en la obesidad

Le dan mucha importancia a la herencia familiar, ya que los dos factores que más influyen en la obesidad son una tasa metabólica basal baja y un alto número de adipocitos. Y ambos pueden transmitirse genéticamente. Por eso casi todos los obesos venimos de familia de obesos.

También explica la teoría del punto crítico que afirma que los depósitos grasos de nuestro cuerpo están regulados a un determinado nivel. En la obesidad, ese nivel está regulado más alto, es decir, está programado biológicamente para tener más porcentaje de grasa que otra persona.

Cualquier desviación de este punto crítico se compensará con respuestas cuyo objetivo sea devolver el organismo a su peso original (lo que llamamos peso memoria) por eso recuperamos el peso después de adelgazar con una dieta.

La estafa de la cultura de las dietas y la industria dietética

Cuando leí esto sentí que nos habían estafado toda la vida. Nos hicieron creer que no adelgazamos porque somos perezosas y comemos demasiado. Y cuidado que no digo que no sea posible adelgazar, digo que no siempre se logra. Por no hablar de que el 80% de personas que lo consiguen recuperan su peso en un año.

Yo siempre había sido reacia a esta operación. Con máximo respeto a quien se la ha practicado, pero estaba segura de que había otros modos de lograrlo. Pero después de estudiar esto y hablar con el dietista de la SS me cuestioné todo.

Lo que es evidente es que yo con dieta y ejercicio no bajo de peso. No puedo ni quiero dedicar 3 horas al día al gimnasio y con las caminatas no adelgazo. Como sano entre semana, verdura y plancha para comer, ensalada y plancha para cenar, legumbres 2 veces por semana, pasta 1 y arroz otra. Y el fin de semana si salgo, como y bebo lo mismo que todos.

Si quiero adelgazar y no lo logro, he de rendirme ante la evidencia de que con los medios que conozco no lo consigo. Debo buscar otras fórmulas. Y creo que el bypass es la única que me queda y además es permanente.

Adelgazar por salud

Es verdad que no tengo ninguna enfermedad asociada a la obesidad. Mis analíticas son perfectas y nunca he tenido glucosa alta, hipertensión, colesterol o triglicéridos altos ni apneas. Nada. De hecho, el otro día las publiqué en redes sociales.

Pero sí que tengo otros problemas de salud que se pueden complicar con la obesidad: Mis operaciones de metatarsalgia, la hernia discal, el principio de artrosis, los espolones calcáneos y las enfermedades autoinmunes. No olvidemos el síndrome antifosfolípido aumenta las probabilidades de sufrir un ictus.

Obesidad vs. comodidad

Llevando tanto tiempo en este peso ya debería haberme acostumbrado. Pero yo que trabajo sentada en el portátil, me molestan los michelines entre los brazos y el cuerpo. Un cuerpo grande no es cómodo, sin duda.

Últimamente noto que me canso más. Tener 51 años no ayuda, desde luego. Pero como años no me puedo quitar… 😉

Limitaciones de la obesidad

Ya sabes que hay muy pocas cosas que he dejado de hacer por mi peso. Siempre he tratado de estar activa. Me compro la ropa más bonita que encuentro de mi talla, uso lencería sexy, me subo a un columpio cuando veo que me cabe el culo, llevo bikini a la playa y publico fotos de cuerpo entero… no hay casi nada que me avergüence hacer en público por el hecho de estar gorda.

Pero, por ejemplo, tengo pendiente retomar el Camino de Santiago desde hace 3 años y lo único que me detiene es el peso. Ya fue durísimo cuando lo hice por mis operaciones de pies, pero hacerlo con este sobrepeso sería una temeridad. Me gustaría saltar en parapente pero está limitado a 80 kilos máximo.

Me gustaría volver a correr, como cuando preparé la San Silvestre con mi hija… Todo eso no es que no se pueda hacer por tener kilos de más, es que yo no quiero hacerlo con tantos kilos de más porque me parece un sobreesfuerzo innecesario para mi cuerpo y articulaciones.

Cómo me afecta mi obesidad profesionalmente

Quizá te extrañe esta afirmación, pero mi sobrepeso me afecta en mi trabajo. El efecto halo explica cómo a las personas más atractivas y delgadas las percibimos como mejores profesionales o les atribuimos más cualidades personales.

Soy consciente de que muchas personas al verme se cuestionan cómo una persona con obesidad puede acompañar a otras a lograr sus objetivos.

Noto cómo me miran los asistentes a las charlas, de arriba abajo. O cómo les sorprendo mirando mi cuerpo cuando busco su mirada con la mía. Que haya aprendido a gestionar esas situaciones, entendiendo que su mente tiene más limitaciones que mi cuerpo, no las convierte en agradables.

Por otra parte, sabes que tengo una cruzada anti-obesofobia. Cuando defiendo que las personas gordas no siempre somos personas dejadas y sin voluntad, las personas que son como yo se sienten reforzadas, pero mi discurso pierde credibilidad frente a las personas que no sufren este problema porque creen que solo trato de justificar mi sobrepeso.

Pero a quien necesito llegar es a ellos, a los que nos juzgan, no a nosotras. Por lo que mi discurso antiobesofobia ganaría fuerza desde un cuerpo en normopeso.

La estética en la obesidad

Sin duda la ropa me sentará mejor y podré comprarme mucha ropa que ahora no encuentro de mi talla. Soy consciente de que me quedará mucha flacidez y de momento no me preocupa porque no busco la estética como fin.

Sabes que he aprendido a amar mi cuerpo, a cuidarlo y a respetarlo con 100 kilos. Y lo seguiré amando con 30 kilos menos y un montón de pieles.

En fin, que no creo que vaya a ser de esas personas que afirman que empiezan a vivir después de operarse porque estando gordas no tenían vida.

Mi objetivo no es vivir, sino vivir más y mejor.

Quizá aún te preguntes por qué me opero habiendo aprendido a vivir con mi cuerpo y después del trabajo de aceptación que he hecho durante años. ¿Eso quiere decir que ahora me rechazo o he dejado de gustarme? Noooo.

Pensemos en la pareja. Al mismo tiempo aprendí a estar sola y dejé de buscar la felicidad en una pareja. Sabes que hago montones de cosas sola y estoy comodísima en mi soledad, voy al cine, de viaje, a tomar algo sola, y no necesito a nadie. Entonces ¿para qué quiero una pareja?

Bueno, no necesito una pareja pero estoy mejor con ella.

Del mismo modo que no necesito operarme pero sé que estaré mucho mejor con 35 kilos menos.

Te dejo una reflexión final

Durante estos años que he estado sola, muchas mujeres me decían que no buscase pareja, que estaba estupendamente sola. Curiosamente, ellas estaban todas casadas.

Del mismo modo, las pocas personas que me han dicho “Pues yo no me operaría” ninguna de ellas ha vivido nunca con tantos kilos de más, ni tienen idea de lo que supone vivir en un cuerpo grande y menos en esta sociedad.

Sé que esta decisión puede no gustar en mi comunidad y quizá alguna persona se sienta traicionada y me critique como a Adele o Ashley Graham cuando han adelgazado. Pero aprendí hace años que no necesito responder a las expectativas de nadie y que mi responsabilidad es cuidar de mí misma.

El próximo vídeo lo grabaré ya desde el hospital, supongo que no habrá problema para usar la cámara allí. Porque me gustaría compartir todo el proceso por si a alguna os sirve, como siempre.

Con este testimonio no animo ni desanimo a nadie a operarse. Solo te cuento que lo voy a hacer y te explico mis motivos.

Te dejo debajo el vídeo, en el que explico lo mismo, pero salen patitos. 😉