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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

Pues sí, a lo largo de la semana he estado más o menos controlada, pero el fin de semana ha sido devastador. ¿Qué ha pasado? Pues no sé, esto me ha hecho pensar, porque es verdad que esta semana he tenido un asunto desagradable que me ha afectado más de lo que hubiese querido, pero creo que no debería haber llegado al punto de desatarme la compulsión.
Cuando yo descubrí mi enfermedad, mi vida era una locura. Pero ahora las cosas están más o menos en orden, me siento bien y suelo capear con soltura los incidentes. A pesar de eso, aún tengo episodios de ingesta compulsiva. Sí, ya sé que esto no se cura nunca y que la rehabilitación es muy lenta. Ya. Pero problemillas hay siempre y no puedo acudir a los croissants cada vez que me ocurra algo.
He observado que cuando peor lo paso es los fines de semana y alguna noche. Los findes, especialmente los que tengo niños. Supongo que los que paso sola, emtre salir y dormir, no me da tiempo de comer! Y lo que como en esos días, lo hago consciente y sin remordimientos.
Y también he observado que lo que me trae por la calle de la amargura es el armario de la bollería. Os lo presento, en este armario alto guardamos lo que toman los niños para desayunar o merendar cuando están en casa: magdalenas, pan de leche, galletas de varios tipos, nocilla, cereales chocolateados… Y aún hay otro armario bajo donde guardamos los bollos que se llevan para el recreo del cole. Estas cosas las compro una vez al mes o cada quince días, por eso hay tanta cantidad.

El problema es que en esos armarios había otros alimentos como mis Thins, tortitas de arroz, mermaladas light, colacao… cosas que yo tomo habitualmente. Lo que he hecho ha sido pasar todos los alimentos prohibidos al armario bajo y me he propuesto no abrir ese armario bajo ningún concepto. Que sean los niños los que se cojan por la mañana lo que quieren tomar con la leche. Yo he decidido que ni colacao me voy a echar cuando me caliente un vaso de leche, sino una puntita de Nescafé aunque no me guste, porque la leche con cacao me invita a comer bollería.
Cuando hoy he vuelto a ver el 82 en la báscula me he desanimado mucho. He dudado de si seguir subiendo el peso semanalmente al blog, si decir simplemente que había ganado peso pero no hacer la foto de la báscula… pero he recordado cuando en el foro de la dieta protéica echábamos de menos a alguien que hacía tiempo que no entraba y decíamos «Qué será de Fulanita? Cuando la gente desaparece del foro, mal asunto» y cómo me impresionó en una de mis primeras reuniones con el grupo de apoyo cuando uno de los asistentes dijo «Me da vergüenza sentarme esta tarde aquí entre vosotros, depués de todo lo que llevo comido hoy» , u otra compañera que decía que tenía la sensación de que todos avanzábamos en nuestra recuperación menos ella… Por eso, creo que es importante seguir contándoos cómo me va, porque desaparecer u ocultar datos, sería rendirme definitivamente. Porque hay gente que cree que todos tenemos más fuerza que ellos y tienen que ver que los demás nos caemos tanto o más. Porque esas personas que me escriben y me dicen «Yo soy como tú, pero no tengo tu fuerza» han de saber que esa fuerza que es verdad que tengo, también me abandona más a menudo de lo que quisiera. Y porque lo que yo me propuse al abrir este espacio, no fue mostrar una mujer exitosa con su dieta, sino mostrar el día a día de un comedor compulsivo. Y esta, me guste o no, es mi realidad. Nuestra realidad.