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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

Bueno, ya iba mentalizada para el disgustillo, así que haber subido 4’2 kilos en las dos semanas de descontrol tampoco me ha hecho llorar sobre la báscula a las seis de la mañana. Esta cantidad, que asombrará a más de uno, es bastante habitual en un comedor compulsivo. Tenemos oscilaciones de este calibre de forma habitual.
Lo hecho, hecho está, y ya sólo queda ponerle remedio. Así que hoy he apuntado en mi agenda masmolona que vuelvo… otra vez! y he copiado en el cartel de hoy una frase de la misma agenda, que aunque no corresponde a esta semana, yo me la he apropiado porque me viene como anillo al dedo: «Sólo aquellos que se atreven a tener grandes fracasos terminan consiguiendo grandes éxitos» R. F. Kennedy.

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Como ya habéis visto las que me seguís por FB o IG, con la jornada completa como fuera de casa y la verdad es que han sido sólo dos días y está resultando algo complicado. Las reglas que he aprendido que debo aplicar son:
– Pedir sin aliñar las ensaladas y verduras, y que me saquen las vinagreras.
– Pedir que no añadan salsa a los platos y que vayan acompañados de una guarnición que no sean carbohidratos.
– Cambiar el postres por un café. A ser posible, antes de que el camarero suelte toda la retahíla de postres de la casa y me resulte complicado resistirme.
Lo que también he entendido es que me va a ser imposible seguir con la dieta de los puntos. Por mucho que haya una guía de restaurantes, como me han sugerido, y que ya conozco, entiendo que puede servir para una comida puntual fuera de casa de vez en cuando, pero es imposible ajustar la puntuación comiendo de restaurante cada día. Pensad que una cucharada de aceite de más que añadan al guisar, son 3 puntos. 3 puntos de cada día hacen, con seguridad, que esa semana no bajemos de peso.
Alguien me ha propuesto que me lleve mi comida en un tupper. No es mala idea. Pero la empresa me paga la comida si como de restaurante, pero no me la abona si me la llevo de casa. Por otra parte, vamos cara al frío y yo me paso el día pateando calles y tiendas, con contrastes bruscos de temperatura, la verdad que no me seduce nada la idea de comer en frío durante todo el invierno.
Por lo tanto, después de darle muchas vueltas, cambio de plan alimenticio y me paso a la dieta CCSC (Come Con Sentido Común). Todos sabemos lo que debemos hacer para bajar de peso, otra cosa es que lo apliquemos. Es cierto que dejar de contar puntos me otorga una libertad que me asusta y, por primera vez, me voy a enfrentar a mi compulsión por la comida sin un régimen de por medio. Es decir, voy a pasar, ahora sí y de verdad, de hacer dieta a estar abstinente.
No sé si es lo mejor, sólo sé que es lo único que se me ocurre hacer en este momento. Cruzad los dedos… ¡los veinte!