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8 PASOS PARA COMER SIN ANSIEDAD

Curiosamente, después de que hace tiempo que me reconozco como comedora compulsiva, hasta hace bien poco no había descubierto la asociación entre la ingesta de determinados alimentos y la pérdida absoluta de control con la comida.
Un alimento detonador o alimento compulsivo es aquel que, parafraseando el anuncio «Cuando haces pop, ya no hay stop». Has podido contenerte durante días, meses, o incluso años, pero si los vuelves a probar, estás perdido. Son esos alimentos que te encantan y te engañas diciendo que podrás comer sólo un poquito; pero sabes de sobras que acabarás en un atracón.
Los míos son la bollería y la leche fría con cacao. Sí, curioso. Si me tomo la leche con café, ya no me desata el ansia por comer. O incluso si la leche está caliente, tampoco me provoca compulsión.
Las harinas refinadas y azúcares de todo tipo son los alimentos detonantes de la mayoría de nosotros. También he leído a otros comedores compulsivos que les produce compulsión el queso, los helados y los lácteos en general, la pizza, los aperitivos tipo patatas chips, los refrescos de cola, o la bechamel… Reconozco que me descolocó bastante cuando leí a alguien que decía que cocinaba varias cazuelas de bechamel para comerlas seguidamente. Pero si pensamos en sus ingredientes: harina, cebolla (alto nivel de hidratos) y leche (otra vez los lácteos), quizá ya no nos extrañe tanto.
Los hidratos de carbono son los que más detonan los atracones, ya que su efecto sobre el organismo es tanto psicológico como físico. Los síntomas de su síndrome de dependencia incluyen depresión, fatiga, nerviosismo, ansiedad por comer alimentos dulces, falta de concentración, alergias e hipertensión.
Nos nos confundamos. Todos tenemos alimentos que nos resultan compulsivos en mayor o menor medida. El otro día me contaba un amigo que si tiene pan en casa, no para hasta terminar la barra. «De acuerdo -le dije- pero, ¿cuando terminas esa barra eres capaz de vestirte y bajar a la calle de propio a comprar más, o sigues comiendo otros alimentos de forma descontrolada?» Su respuesta fue un rotundo «NO». Bien, ahí tenemos la diferencia entre un alimento que nos encanta y comemos en gran cantidad y un alimento detonador.
La única forma de evitar la explosión es no detonando. La única forma de evitar un atracón es no tomando alimentos compulsivos. Ni una sola miga, por favor, ni probarlos! Cuanto más tiempo pasemos sin probarlos, menos los necesitaremos. Pero no bajemos la guardia. Conozco comedores compulsivos que estuvieron años sin probar sus alimentos detonantes y, al volver a tomarlos, sintieron de nuevo compulsión y dependencia.
Tenemos que entender nuestro problema como lo que realmente es, una ADICCIÓN. Igual que un alcohólico no puede probar el alcohol, nosotros debemos evitar nuestros alimentos detonadores.
Os cuento uno de mis trucos. Cuando estoy planeando comer dulces, hago PNL (programación neurolingüística, os hablaré más de esto) y cambio el «No puedo evitar comerlo, me apetece mucho» por el «YO ELIJO NO TOMAR ESTO» y lo verbalizo, lo pronuncio en voz alta creando una impronta mental. ¡Y funciona!